Todo comienza con una lista

Friday, May 13

Ayer, Manolo Sarmiento inauguró los EDOC enumerando una lista de idiomas lejanos y cercanos. Con ella presentaba las 38 lenguas que este año acoge el festival, entre ellas el Kichwa y el Shuar.

El auditorio del Teatro Politécnico se llenó hasta la última fila. Era una amalgama de rostros jóvenes y no tan viejos, entre los que reconocí a los cineastas, a mis amigos, ex profesoras de la u y del colegio, colegas periodistas y 3 documentalistas internacionales (Renate Costa, Kevin Jerome y Oliver Laxe).


Renate Costa es la directora de la película Inaugural, 108 Cuchillo de palo. Esta joven cineasta presentó su película en un sencillo, moderno y muy cómodo atuendo gris, en medio de los aplausos eufóricos del público. Y la gente estaba muy emocionada hasta el punto de aplaudir y silbar por casi todo.


( un paréntesis )


Un caso anecdótico: Sarmiento expresó su satisfacción por que una buena dosis de documentalistas ecuatorianos presentó sus obras en la feria de Bogotá. Y no desmerecía esta gestión cuando precisaba que con el mismo presupuesto podrían financiarse varios festivales, sobre todo ahora que
el Ministerio de Cultura financia un porcentaje de los EDOC y para colmo de males, esta es la última edición del festival con el aporte de la fundación HIVOS.El festival deberá ajustarse mucho el próximo año para que el impacto presupuestario no se transfiera al valor de las entradas.

Sin embargo, el público aplaudió. Quizás porque escucharon la parte de proyección internacional y obviaron la del financiamiento nacional.


El caso de la feria revela por un lado la intensión de exportación y la calidad cinematográfica de nuestros documentalistas; pero por otro lado, también nos enfrenta a la triste realidad que los presupuestos cumplen una agenda política antes que una agenda cultural. Que la cultura, útil, profesa en otras tierras en lugar de primero transformar las mentes financistas de su propia tierra.


“Nadie es profeta en su tierra”, dice el padre de la documentalista mientras dialoga con su hija en el documental. Este hombre, orillado a los recuerdos, recita versículos y proclamas obstinado en que prevalezcan los valores bíblicos sobre el amor fraterno o el respeto al otro… Pero mejor les cuento primero de qué va el docu.


"En casa de herrero..."





Cuchillo de palo habla de aquello que la nación Paraguaya no quiere escuchar. Sobre el pasado que dejó atrás y al que le da la espalda sin siquiera atreverse a volver la mirada. Y la verdad es que tampoco hay mucho que se pueda ver.

Renate Costa investiga la vida y la muerte de su tío, un hombre homosexual apasionado del arte y la danza, quien tuvo la mala suerte de vivir en el Paraguay de la dictadura de Alfredo Stroessner. Renata indaga en los archivos, algunas fotos olvidadas y una lista a modo de parte policial en la que figuran los nombres de los homosexuales de Asunción; y eso es todo.

A Renate se le ha ocurrido documentar lo más oculto de una dictadura que ocultó mucho en una sociedad que no se preocupó de destapar lo tapado. “En Argentina y Chile -decía la cineasta- por lo menos existen muchos archivos, documentos, fotos y metraje sobre las dictaduras. En el Paraguay ni siquiera existen archivos ni registros”.


Renate arma una historia casi de la nada. Y para ello utiliza una lista, la más olvidada de todas las que divulgó el Stroessnismo
en aras de una sociedad homogénea según los valores de la dictadura, en la que figuraban humillados los homosexuales de Asunción a los que llamaban “putos 108”. Y ese es el primer mérito de este documental que, entre otros premios, le otorgó el de Mejor Película de Derechos Humanos en el BAFICI del 2010.

Por otro lado este es un documental personal, un viaje hacia un familiar olvidado. El espectador conocerá junto con la cineasta quién fue este tío anónimo a través del testimonio de sus amigos y vecinos. En el camino Renate reconocerá a su tío y a su padre, víctimas de un sistema rígido donde el machismo exagerado del discurso oficial promovía el irrespeto y la violencia entre hermanos.


Y ese es el segundo mérito de este documental. Ha terminado la dictadura y el padre de la cienasta aun se aferra al discurso no menos rígido y absurdo de los valores religiosos. Entonces llega su hija con un documental y la intensión de diálogo que, en su catarsis, rescate a su padre del pasado. Y después de la frustración y los silencios incómodos, Renata redimirá la relación filial en la comprensión, el amor y el respeto. “Yo quería que mi padre me entienda y al final entendí que era yo quien debía entenderlo. Después de todo el creció con este sistema. El tenía 35 años cuando la dictadura cumplió 35 años”.

Les recomiendo que no se pierdan este documental en los EDOC. Es una historia íntima que rescata al humano del anonimato de un parte policial. Conoceremos a Héctor Rodolfo Costa Torres, un apasionado del arte que rompió todas las convenciones de su familia para ser el que fue. Que nunca quiso ser herrero y que regresaría tan solo una vez a la herrería de su padre para fabricar unas pesas con las que entrenaría el cuerpo de uno de sus apadrinados en el arte de la noche, otro “puto 108”.

1 viajeros:

  • Tuchis says:
    May 16, 2011 at 9:32 PM

    Me gustó mucho el paréntesis, es más me animo a escribir un post ja. Vaya ahí que el arte y la difusión nunca muera y si muere que sea donde ya se cansaron de degustarlo.

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