Saturday, June 14, 2025

Aguas mil

Friday, April 9

Hoy hablaba con un amigo sobre la lluvia, una conversación entre profunda y superflua. Siempre el tema del clima... Dijo que es "hermosa" aunque no le pregunté por qué. También le pondría el mismo adjetivo, pero pensándolo bien no le pondría ninguno. Sí, a la lluvia le va bien la hermosura porque le hace maravillas a la Tierra; pero no quiero adjetivar. Cuando veo las cosas a veces las miro nomás.

Si hay belleza en la condensación del agua y su precipitación, sería por el hecho de que todavía tengamos agua después de tan ineficientes Cumbres sobre el Cambio Climático, jeje. Además está bien que llueva, pero no tanto.

A veces es un acontecimiento tan severo; por ejemplo, el granizo de ayer le costó a la vid. Algunas uvas se cuartearon cerca del cero y la planta las desechó, por ceder ante el frío. Hoy encontré uvas en el piso (no muchas, los racimos siguen cargados). La vid pierde algo con la lluvia y a su vez se beneficia del agua. No me quejo de la lluvia, el jardín reverdece y me alegra desde mi ventana.

Pero claro, digo esto desde mi humana distancia. Si las hormigas (por mencionar otra especie que, por una cuestión de tamaño y dimensiones de la física, tienen que vérselas con otros aemas como la tensión que no es para nada un asunto superficial). Si no tienen una buena galería están en problemas. Pero no por eso diré: lluvia mala. Los sapos, por su parte, al fin arrastran sus patas por el lodo hasta la superficie y, claro, tanto puje y puje solo para cantar. ¡Quién fuera un sapo en aguacero!

Los insectos la pasan mal; sobre todo porque a veces el embate de la lluvia y el viento es tan torrencial que la hoja se sacude y lava. Y así, el infeliz de exoesqueleto cae a su suerte.

Sin ir más lejos (es decir al jardín) ayer vi un mosco. A primera vista parecía como asustado; aunque, creo que más bien estaba atento, alerta y dejando de lado por un momento su temor primario para enfocarse en lo inminente. Porque verán, es de conocimiento público que cuando acercas tu mano al mosco, este vuela. Pero ayer vi que el mosco no reaccionó según lo acordado y claro, era por la lluvia.

La lluvia se anunció con el granizo y me acerqué a la ventana para cerrarla. Él estaba quietito en la cortina. Al cerrar la ventana moví un poco la cortina y aunque se sacudió levemente, él no se movió, se mantuvo aferrado hasta que pasó el sacudón.

Lo dejé ahí y cuando regresé después a mi cuarto vi que el mosco estaba tranquilo. Creo que se dio cuenta que no da lo mismo una hoja a la intemperie que una cortina dentro de mi casa porque lo encontré volando por todo lado. En un rato pasó la lluvia, que si fue fuertecita (con rayos y todo), y entonces le abrí la ventana para que salga.

Claro, su intensión enfocada en sobrevivir el aguacero le hizo olvidar, solo por ese momento, su miedo al humano; porque es más problemática la lluvia que el movimiento en la cortina. En tiempo de sol simplemente volaría como primera reacción, pero hoy dejaba pasar.

Creo que me desvío. El punto es que podría pensar en mí y la lluvia y jamás pensar en los desafíos del mosco. Pero obsesivo como soy, no puedo abstraerme tanto del mundo como para no pensar en otros individuos, de todas las especies. Algunos nacen en condiciones precarias y con pocos recursos para sobrellevar su entorno. Todo eso a propósito de un poco de agua y una mosca? Sí, a veces encuentro el mínimo detalle para complicarle a mi cabeza.

Veía en las noticias que tantos ríos de Sudamérica se han llevado vidas y casas; quizás por eso se me antojó metafórico este mosco en mi cortina.

Así nomás, en un aguacero, se van por el lavabo los más frágiles. Así pasa cuando las condiciones son del sacudón y toca aferrarse a la hoja. En estos días, algunos humanos se soltaron de la parra. Unos pocos, refugiados quizás en un albergue momentáneo, se aferran al “más que sea” para ver si alcanzan a sentir otra vez el sol.

Un Maestro de sable, Takeuchi Sensei, decía: En la adversidad, el Alma debe permanecer tan desapegada como el polen de las flores en primavera. Estar atento, libre y sin apego. ¡Cosa tan fácil mi don Sensei!

Los desafíos del agua, pensaba. Pero también podría, aunque realmente no lo haga, ir hacia adentro. Ver la lluvia y pensar solo en mis emociones y ella (en ese orden). Hay gente que mira la lluvia y piensa en lo que ella le provoca o evoca, van hacia sus emociones. Se quedan horas recordando momentos, comparando sus personalidades… De pronto dictan una sentencia que les suena a máxima descriptiva de un rasgo de su personalidad.

No se dan cuenta que en un punto de su monólogo dejaron de observar y escuchar la lluvia.

1 viajeros:

  • Chopán says:
    April 10, 2010 at 12:35 PM

    La lluvia también es una gran excusa para alargar las conversaciones, los cafés y las cervezas.

    Qué agradable leerte a los tiempos; me encanta leer algo que me haga ver las cosas desde otra perspectiva.

    Saludos

Blogger news

Blogroll

About

Loading...
Custom Slideshows. Read more: http://www.blogdoctor.me/2009/02/custom-slideshow-gadget-for-blogger.html#ixzz1YEyLNTNg