Argumentos panfletarios

"Ecuador por la Libertad: Por qué apoyar a los toros y los gallos" dice el papelito que me entregó una señora bonita el domingo. Estos son los argumentos:


- Porque la libertad de los demás para que hagan lo que no me gusta, garantiza mi libertad.

Lo cual es en realidad un engaño para los incautos. Las libertades se entienden como “una facultad de la voluntad como capacidad de elección sin que nadie la determine y que actúa en función de sus propias deliberaciones”. Y este vasto terreno comprende mucho, desde la expresión, la elección y el pensamiento hasta la movilidad.

Pero hay fronteras y las libertades no pueden violentar los Derechos Humanos. Un ejemplo simple: una persona no puede acusar a otra de ladrón sin las pruebas necesarias porque entonces atentaría contra su derecho al buen nombre; o un programa de televisión no puede difundir insultos racistas hacia un grupo humano porque la frontera de esa libre expresión radica en los Derechos de ese grupo humano.

“Que los demás hagan lo que no me gusta” es un pseudo- argumento mal construido porque no aplica para todo. Por ejemplo: no me gusta que una persona torture a otra y no le concederé esa libertad porque entonces violentaría los derechos de otra persona. No se trata de gusto, como quien escoge un abrigo, sino de si esa acción atenta o no contra otros derechos. La libertad de acción es una libertad exterior y entra de lleno en la vida social.


- Porque si nos quitan la tradición, nos quitan la memoria.

Y no pienso que la memoria se pierda en este tiempo de museos, libros de historia e internet. Los pueblos siempre se aseguran de evidenciar el legado tanto en la expresión como en un sustrato duradero.

La tradición es parte de la conducta. Por lo tanto la determinan el espíritu de una época y el entorno.

Hace muchos años se acostumbraba y era normal que una persona tenga a otra como esclavo. Pero ésta, como muchas otras tradiciones, se transformó en el tiempo con las conquistas sociales y ahora se sanciona. Las tradiciones y costumbres no son eternas.

No le temo a la mala memoria porque dejar de hacer no significa olvidar. Aunque ahora yo no esclavice a nadie, no por eso he olvidado su concepto y consecuencia.


- Porque un pueblo sin historia está destinado al fracaso.

Y tienen toda la razón. Pero, como les digo, no se asusten mucho de la memoria. Por ponerles otro ejemplo, porque parece que no quedó claro, yo no tengo que sacrificar a una chica en nombre del Dios sol para evitar que olvidemos que en América se acostumbraba el rito hace mucho tiempo.

La repetición no es una condición para la memoria desde que la gente comenzó a registrar la historia.


- Porque son tradiciones de nuestro pueblo que generan trabajo y dinamizan la economía popular.

Bueno, en eso tienen mucha razón. Las corridas de toros y las peleas de gallos son un negocio muy lucrativo. En el primer caso para las haciendas (donde algunos peones trabajan en condiciones de hacienda mismo), las tarjetas de crédito, los productos de belleza, aerolíneas, vinos y otros auspiciantes. En el segundo caso para el dueño del gallo, el dueño de la gallera y los corredores de apuestas.

Estos negocios mueven dinero; en el primer caso mucho y en el segundo poco. Pero el movimiento económico no puede justificar, por más lucrativo que sea, la legitimidad de un negocio. Pensemos entonces ¿por qué si el narcotráfico da tanto dinero y dinamiza tantas economías (como la peruana y la colombiana) lo sancionamos y evitamos?

Sin ir más lejos y para poner a prueba el argumento ¿Validaría usted con este mismo argumento las apuestas lucrativas de una pelea de perros?

Siempre podríamos encontrar nuevas formas de trabajo. Además, el hombre que cuida al toro en la hacienda también cuida de paso al ganado, la casa de la hacienda y hasta las plantaciones; con lo que continuaría justificando su sueldo. Para los otros “afectados”; estoy seguro que no irán a la quiebra por perder este nicho.


- Porque somos un país intercultural, diverso e incluyente.

Y eso es una maravilla.


- Porque el respeto y la tolerancia son la base para la convivencia civilizada y pacífica de una sociedad.

Así es. Respeto a las libertades y derechos (sobre todo, respeto a los hombres libres que no violentan los derechos de otros, porque nadie tolera a los violadores de derechos). Tomen en cuenta que en este caso hablamos del respeto a los derechos de 4ta generación.


-Porque nuestra identidad mestiza no se puede negar, como no se puede negar el idioma, la religión, ni el centro colonial de Quito y todos los cantones del país.

Y es verdad. Todos en el Ecuador, o la mayoría, somos mestizos. Pero no pienso que en honor a ese mestizaje un taurino diga: “hijo, te has portado mal. Ven te ortigo llucho en el jardín”.

Sí, exagero. Pero yo sé que cuando hablamos de reconocer al mestizaje por imitación apelamos más al lado español.

La celebración de diciembre, en el caso de Quito, es la oportunidad perfecta para mirar hacia España. Pero no para pensar en el español de la hacienda porque ese ya no existe.

Deberíamos dedicarnos al intercambio. Que la gente conozca al español de hoy, al que sí existe. Porque el español de ahora es un humano más, que le exige a su presidente la estabilidad laboral, un seguro social justo, políticas claras, etc. Es un ser de carne y hueso que no olvida el dolor del Franquismo y por lo tanto no se parece en nada al español de la hacienda.

Una vez escuché a un escritor español en la feria del libro. Cuando le preguntó el entrevistador sobre su estadía en Quito dijo que estaba satisfecho. Decía que el español de ahora está tan ocupado en el intercambio europeo que casi no nota lo gratificante de aterrizar en un país, del otro lado del mar, donde hablan el mismo idioma.

El español ahora piensa diferente. Tan diferente, que incluso apoyó que en Cataluña, Canarias y otras regiones de su país se prohíban las corridas de toros.